¿Duele el tratamiento de conducto radicular?
¡Las 3
preguntas más comunes sobre el tratamiento de conducto!
Saber que necesitas un tratamiento de conducto radicular
puede ser una cosa de miedo, especialmente si no sabes qué esperar, si va a
doler o cómo prepararte.
Muchas personas no saben que hay recursos disponibles en la
actualidad para atender específicamente las necesidades de cada paciente.
Muchos odontólogos generales y endodoncistas cuentan con instrumental de
preparación que han disminuido drásticamente los efectos negativos de este tipo
de procedimientos.
En este artículo, empezaré por abordar las preocupaciones
específicas que puedas tener sobre el procedimiento en sí, particularmente las preguntas más comunes que se hacen los pacientes, tales como, "¿duele el tratamiento de conducto?"
específicas que puedas tener sobre el procedimiento en sí, particularmente las preguntas más comunes que se hacen los pacientes, tales como, "¿duele el tratamiento de conducto?"
¿En qué consiste un
tratamiento de conducto radicular?
Un tratamiento de conductos es un proceso diseñado para
limpiar la infección interna de un diente antes de que se extienda a las estructuras
de las encías y a la estructura ósea facial.
Esto se hace para evitar que la infección se propague aún
más, que es donde realmente existe la posibilidad de daño importante.
También implica reforzar el diente mediante una prótesis, que
por lo general consiste en colocar una corona de porcelana.
Aquí tienes una descripción
simple de lo que consiste un tratamiento de conducto:
- El diente se anestesia
- Con un taladro (turbina dental) se abre la parte superior
del diente para exponer la infección interna
- Se limpia la infección interna
- Con pequeñas limas se limpia a lo largo de los conductos
de las raíces hasta eliminar por completo la infección presente en toda la extensión
de las raíces.
- Con conos de goma y un sellador líquido se sellan los
conductos radiculares ya vacíos y estériles.
- Se pueden colocar refuerzos metálicos en los conductos
cerrados para fortalecer el diente y retener el material de restauración.
- La parte superior y exterior del diente se reemplaza con
una corona permanente.
¿Duele el tratamiento de conducto?
Sorprendentemente, para la mayoría de las personas un tratamiento
de conducto no es tan doloroso como piensan.
Gracias a Dios no tenemos que
soportar los procedimientos que se realizaban hace unos años atrás, en los
viejos tiempos.
Sin embargo, un tratamiento de conducto es todavía un poco
extenuante. Se trata de un procedimiento mucho más difícil y mucho más
complicado que una reparación de caries normal, y es por eso que se habla tan mal
de él.
En realidad, hay más molestias que dolor en un tratamiento
de conducto. Puedes llegar a estar en el sillón dental durante 2 horas o más, dependiendo
la condición en que se encuentre el diente y el tiempo que tarde en hacer
efecto la anestesia.
Para algunas personas pasar tanto tiempo con la boca abierta
puede parecer una eternidad.
También puede haber algún movimiento ligeramente
vigoroso de la cabeza durante el procedimiento de limado de las raíces, cuando
el odontólogo limpia los conductos.
No sentirás dolor, pero si sentirás la molestia de las limas
dentro de tu diente. También sentirás
olor a quemado (humo) cuando el odontólogo quema el sellador de goma.
Algunas personas reportan náuseas por la sensación de perforación
interna del diente en combinación con los productos químicos y el humo que sale
al realizar el procedimiento, pero en realidad luego que comienza el trabajo en
tu boca terminas acostumbrándote y no se te hace tan traumático como algunas
personas dicen.
¿Cuánto tiempo tarda el
odontólogo en hacerte un tratamiento de conducto?
La anestesia toma alrededor de unos quince minutos, y el
procedimiento para localizar los conductos de la raíz dura aproximadamente una
hora. Esto es sólo el procedimiento en sí.
Pero por lo general se necesitan dos visitas para completar
la restauración del diente: una con el endodoncista (especialista en realizar
tratamientos de conducto) y otra con el odontólogo que va a realizar la restauración
del diente cuando ya la pieza tiene el tratamiento de conducto realizado.
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